Verano en Andorra: ¿serías capaz de hacer una de las rutas más exigentes del Pirineo?
En verano, las pistas de esquí de Andorra dejan de serlo y se convierten en auténticos parques de aventuras con muchas actividades que hacer, como escalada, trail running, dar paseos a caballo, practicar senderismo, vías ferratas, barranquismo… El Principado se reinventa con las subidas de las temperaturas y deja de ser (solo) un destino de telesilla.
La alternativa perfecta para el típico viaje de sol y playa y un paraíso para los que buscan unas vacaciones diferentes. Porque entrar en Andorra en esta época del año es rodearse de cuatro jardines verticales, o lo que es lo mismo, 70 picos de 2.000 metros de altura y otras formaciones montañosas que nos regalan un paisaje único.
El 70% del territorio es verde y sus parques naturales y embalses también ofrecen numerosas rutas para todos los niveles y edades (para los amantes de la bicicleta hay 21 puertos de de y la posibilidad de ponerse a prueba con el BTT en laderas y valles).
Pero la joya de la corona es la ruta de Coronallacs, de cinco días de duración y una de las mejores panorámicas de este viaje.
La Coronallacs es una ruta de senderismo circular que conecta los cuatro refugios guardados que existen en Andorra. En total, son 92 kilómetros de paisajes de montaña y espectaculares vistas. Cada etapa (son cinco) cubre una distancia de entre 13 y 22 kilómetros, con una media de 18,4 km al día.
El itinerario está diseñado para hacer noche en cada uno de los refugios, por lo que no requiere llevar demasiado peso. El nivel de dificultad fluctúa entre medio y medio-alto, dependiendo de los tramos.
El punto de partida es Escaldes-Engordany, en el centro del Principado. Antes de comenzar con la ruta tienes que ir con el bono de reserva en la oficina de turismo de esta población, donde te darán un mapa. Con este bono deberás acercarte a la Oficina de Turismo de Escaldes-Engordany para recoger el pasaporte del recorrido, que contiene un mapa de la ruta y deberás sellarlo en cada refugio. Ademas, podrás pedir un cargador solar para tu teléfono móvil, que deberás devolver al finalizar, claro.
Esta ruta cuenta con su propia página web, a la que puedes echar un vistazo aquí. En ella podrás encontrar fotos y más información sobre los refugios, así como muchos consejos para conseguir completar este reto. Aquí te dejamos algunas pinceladas.
Etapa 1: Escaldes-Engordany – Refugio de l’Illa
Etapa 2: Refugio de l’Illa – Refugio de Juclà
La segunda etapa atraviesa los valles de Envalira y del Siscaró y regala indescriptibles vistas del circo de los lagos de Pessons. Son 19,4 kilómetros de recorrido que completar en alrededor de 10 horas.
Etapa 3: Refugio de Juclà – Refugio de Sorteny
El apacible lago de Cabana Sorda es una inyección de energía para recorrer los 16,9 kilómetros que te separan de tu siguiente destino. Durante esta tercera etapa, además, divisarás algunos de los picos más altos de Andorra.
Etapa 4: Refugio de Sorteny – Refugio del Comapedrosa
Con 21,8 kilómetros, la cuarta etapa es la más extensa y difícil. Todo un reto que llevarás mejor cuando alces la vista y contemples la inmensidad del pico más elevado del Principado, el Comapedrosa.
Etapa 5: Refugio del Comapedrosa – Escaldes-Engordany
La quinta y última etapa arranca en el límite de la frontera con España, con unas vistas privilegiadas del pico del Aneto. Las imponentes cumbres serán una constante a lo largo de los 21,4 kilómetros que te separan del final.
OTROS PLANES PARA DISFRUTAR DE ANDORRA
Cuando termines la ruta, puedes quedarte unos días más en Andorra y disfrutar de otros placeres como un día en Caldea, el spa más grande del sur de Europa.
También puedes visitar su capital, Andorra la Vella, situada a más de 1.000 metros de altura y rodeada de montañas. Merece la pena pasear por su centro histórico, lleno de edificios de piedra. Destaca la Casa de la Vall, de finales del siglo XVI y que fue la sede del Consejo General, uno de los parlamentos más antiguos de Europa.
La Iglesia de San Esteve del siglo XII, la Casa Guillermó y la Casa Felipó son otras paradas obligatorias. Si te gusta ir de compras, te recomendamos también que des una vuelta por la Avenida Meritxell.
Y no vuelvas a tu casa sin visitar alguno de los pueblos que hay en el Principado: Pal, uno de los conjuntos mejor conservados del románico; Les Bons, con preciosas pinturas románicas; Ordino, la capital cultural con museos (el Principado tiene más de 30) como el Museu Postal y la casa Areny-Plandoli; Fontaneda, con calles llenas de encanto e incluso sin asfaltar; y Llorts, por donde pasa el río rojizo Valira del Norte.
No olvides tampoco visitar el Museo Thyssen Andorra, en Escaldes-Engordany o la Iglesia de Santa Coloma, de origen prerrománico y donde se puede ver una pequeña parte de los frescos originales.
La gastronomía andorrana es otro motivo para viajar al Principado. Marcada por los productos de la tierra, cuenta con muchos restaurantes tradicionales llamados bordas, en los que podrás probar sabrosos platos con influencias catalanas y francesas.
Si lo tuyo es el enoturismo, cinco microproductores elaboran vinos a más de 1.200 metros de altitud. Las bodegas Casa Beal, Casa Auvinyà, Mas Berenguer, Casus Belli y Borda Sabaté se cuentan entre los viñedos de más altura de Europa. Andorra también destaca por su producción de cervezas artesanas. Los maestros cerveceros utilizan el agua del Principado para su proceso de elaboración, creando bebidas que son totalmente singulares.
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